Problemas con el agua potable

Se trata de una cuestión explosiva, ya que sólo se analizan 50 sustancias extrañas o contaminantes en el agua del grifo. 

Esto no incluye contaminantes como los microplásticos. Tampoco hay límites generalmente aceptados para ellos, aunque los microplásticos, como el aluminio, pueden penetrar en el cerebro y causar enfermedades graves.

Actualmente se conocen más de 3.000 sustancias nocivas en el agua. Una de las razones es que los productores de pesticidas, herbicidas y fungicidas utilizados en la agricultura no suelen facilitar información sobre el contenido de sus productos. Esto hace casi imposible que los laboratorios identifiquen las sustancias nocivas utilizadas. No pueden hacer nada.

Esto podría compararse con el dopaje en el deporte, por ejemplo, donde diversos fabricantes buscan constantemente nuevas formas de eludir las prohibiciones. El caso del glifosato es un buen ejemplo de ello. Si se prohíbe una sustancia, simplemente se utiliza otra. Con el plástico ocurre lo mismo. Si no contiene PLA, contiene PLS u otras sustancias nocivas que son igual de perjudiciales.

Si lo miramos desde otro ángulo: incluso con un análisis de sangre, un laboratorio recibe instrucciones precisas del médico sobre lo que hay que analizar. Sin una orden específica, el laboratorio no puede determinar si un paciente tiene una carencia de vitaminas o VIH.

No es infrecuente que se superen los valores límite de las sustancias que se controlan regularmente. Esto también da lugar a un debate político insatisfactorio, ya que se afirma que sigue siendo seguro. Además, estos valores se corrigen constantemente al alza para que las superaciones no llamen demasiado la atención.

En consecuencia, cabe preguntarse hasta qué punto estos valores límite son justificables en absoluto. Un estudio escandinavo sobre nitratos pudo demostrar una relación entre la concentración de nitratos en el agua y el cáncer de intestino.

Lo mismo ocurre en el ámbito médico

Las depuradoras de aguas residuales no saben cómo eliminar los residuos de medicamentos. Esto se aplica en particular a los preparados para quimioterapia, antibióticos, analgésicos, píldoras anticonceptivas, pero también a los productos de limpieza y desinfectantes.

El principio de funcionamiento de las depuradoras se basa en que diversos microorganismos filtran las aguas residuales. Por lo general, se trata de bacterias extremadamente útiles. En consecuencia, las bacterias no pueden procesar los antibióticos de forma eficaz, ya que éstos se desarrollaron para eliminar las bacterias y siguen siendo resistentes.

Sólo se sabe lo que se conoce y se entiende. Esto también se aplica a los análisis del agua, porque no se puede identificar lo desconocido. En este sentido, muchos laboratorios también están perdidos, pues ya no tienen ni idea de lo que hay que analizar.

Los responsables políticos son más que conscientes de este problema, del que también informan diversas revistas críticas como K-Tipp. Pero, a pesar de todo, no se aborda con suficiente seriedad, porque un debate serio arruinaría el presupuesto nacional. Además, tendría consecuencias demasiado graves. Precisamente por eso, la SVGW afirma que cada uno es responsable de sí mismo.

Por ello, el agua se clora en el exterior para garantizar que no haya más sustancias nocivas en ella.

Otros dos sectores

En este contexto hay que hablar de otros dos sectores, aunque muy a menudo se da por sentado que no tienen nada que ver con los contaminantes y las sustancias químicas: la construcción y la industria. También en este caso, el seguimiento de las sustancias utilizadas resulta muy difícil y poco transparente. Los laboratorios dependen de los fabricantes, que no siempre declaran todo lo que contienen sus productos.

Las tuberías también son cada vez más problemáticas. Se trata de la llamada "última milla", ya que desde la tubería se añaden al agua sustancias nocivas adicionales, por ejemplo cobre, plomo, cemento, etc.

Investigaciones del BAG

Alrededor del año 2000, la Oficina Federal de Salud Pública (OFSP) analizó el contenido de uranio en el agua potable como parte de un estudio científico a escala nacional. Se descubrieron niveles más altos de uranio sobre todo en los Alpes. Esto tiene que ver con el hecho de que allí el agua se obtiene de manantiales que entran en contacto con rocas que contienen uranio.

El aire y las inundaciones entrañan riesgos para la pureza del agua. Ésta también transporta muchos contaminantes. Por no hablar de los gérmenes fecales.

Los antiguos contaminantes subterráneos tienen una gran influencia en la calidad de nuestras aguas. Los depósitos de residuos peligrosos y nucleares son sólo algunos ejemplos de ello.

De todo ello podemos concluir que nuestra existencia es difícilmente posible sin bacterias y virus beneficiosos. Muy a menudo tendemos a ser excesivamente limpios e higiénicos. Sin embargo, nuestro entorno está lleno de contaminantes que a menudo producimos nosotros mismos. Por lo tanto, es más que necesario mantener el agua lo más pura posible y tratar con respeto este importante medio de transporte y limpieza de nuestro organismo.