El término amorfo procede del griego amorphos, que significa "sin forma". La condición para el estado amorfo es que los átomos no puedan disponerse de forma regular (es decir, la viscosidad debe superar un determinado valor) y que no se produzca cristalización.

Los materiales amorfos son aquellos en los que los átomos no forman una estructura ordenada, sino un patrón irregular. Sólo tienen un orden próximo, pero no lejano. El orden lejano, es decir, una disposición regular de los átomos más allá de sus átomos vecinos, es característico de los cristales. Los cristales son materiales de estructura regular.

Al igual que los líquidos, los materiales amorfos son isótropos, es decir, no tienen una dirección preferente. Esto se debe a la falta de orden de largo alcance. Los materiales amorfos suelen ser inestables y pueden cristalizar en determinadas condiciones.

El estado amorfo suele crearse enfriando rápidamente un material, de modo que los átomos o moléculas no tienen tiempo de disponerse en una estructura ordenada.

Sin embargo, también hay otras formas de crear el estado amorfo. El orden cristalino también puede destruirse por deformación mecánica, bombardeo iónico o radiación.

No todos los materiales pueden producirse en forma amorfa; algunos necesitan un enfriamiento muy rápido para alcanzar el estado amorfo.

A la hora de decidir entre una sustancia cristalina y una amorfa, es importante saber que el estado amorfo casi siempre tiene una densidad menor que el mismo material en su forma cristalina.

Esto se debe a que los átomos de una sustancia amorfa tienen una densidad de empaquetamiento menor, es decir, no están tan densamente empaquetados como en una forma cristalina. Por ello, el estado amorfo se considera metaestable, lo que significa que es menos estable que un cristal del mismo material.

Cuando se calienta una sustancia amorfa, puede producirse una cristalización espontánea que la transforma en un estado más estable. Esto se conoce como "cristalización" o "recristalización". Si esto no ocurre antes, también se produce una transición directa de una sustancia amorfa a un líquido sin una transición de fase clásica.

El vidrio es un material amorfo típico. El vidrio de cuarzo es la forma amorfa del dióxido de silicio (SiO2). Una de sus formas cristalinas es el cuarzo.

Los metales amorfos se producen industrialmente en forma de capas finas mediante tecnología de solidificación rápida. Las aplicaciones más importantes son los materiales magnéticos, las aleaciones magnéticas blandas (Fe, Ni, Co) y las láminas de soldadura amorfas.

El silicio amorfo es una forma no cristalina del semiconductor puro silicio y se utiliza principalmente para células solares de capa fina.

El carbono amorfo se obtiene por deposición química de vapor. La obsidiana es un material amorfo natural de origen volcánico.

Los termoplásticos amorfos (plásticos) son, por ejemplo, el poliestireno (PS), el policloruro de vinilo (PVC) o el policarbonato (PC).